viernes, 20 de julio de 2012

Dos leyendas centenarias

Juan Gómez Castañeda

En estos tiempos turbulentos que vivimos, tan turbulentos como los que ellos conocieron (especialmente Juan, que vivió más años), he recibido un magnífico libro que me ha permitido olvidar por un momento los avatares de la crisis y sumergirme en los placeres intemporales que siempre proporciona una obra cultural bien hecha, en este caso una obra cultural taurina. En realidad no es uno, sino tres magníficos libros, aunque uno de ellos ya hace tres años que viera la luz; tres volúmenes que han venido a reunirse en este 2012 formando una obra conjunta, como no podía ser de otro modo por tratarse de dos monografías y una recopilación de poemas referidas a dos personajes, a dos toreros, que alimentaron mutuamente sus leyendas toreras, formando una pareja dispar pero inseparable, capaz de otorgar a su tiempo en los ruedos la rotunda y justa denominación de “edad de oro del toreo”.


En febrero de 2009 apareció en las librerías “Joselito. El Gallo”, de Daniel Pineda Novo. Y el pasado mes de mayo se publicó “Juan Belmonte. El Pasmo de Triana”, de Antonio Murciano. Ambos dentro de la colección Tauromaquia Lírica, impulsada y editada por el Aula de Cultura La Venencia, una asociación santanderina presidida por Salvador Arias, un boticario cántabro con la mitad de sus raíces manchegas, verdadero animador del proyecto y mecenas cultural, experto en flamenco y aficionado a los toros. Y junto a los dos volúmenes, en una edición especial limitada, un estuche que contiene, además, un poemario (“Joselito y Belmonte. Juntos en el recuerdo”), recopilado por Salvador Arias y Antonio Murciano, que recoge una antología de los poemas dedicados conjuntamente a José y Juan, a Joselito El Gallo y al Pasmo de Triana, como dualidad diferenciada y en competencia, que se integra en una prodigiosa unidad alrededor de la concepción del toreo como compendio de arte y emociones con que ambos comulgan.


Primera y segunda parte


Los libros dedicados a ambos toreros, con una estructura homogénea, recogen en su primera parte el respectivo estudio biográfico y, en la segunda, una seleccionada antología poética de cada uno de los toreros, con versos de los más grandes poetas en nuestra lengua, entre ellos algunos inéditos, como los del valdepeñero Juan José Maroto Camacho (“Joselito” y “Juan Belmonte”) o el “Belmonte redivivo”, de Francisco Mena Cantero.

  

Año 2012. Quinto año de la crisis económica. Pero hoy, por influjo de estas dos leyendas del toreo y de la gran producción literaria, en poesía y en prosa, que inspiraron, intentemos abstraernos de nuestros infortunios cotidianos y levantemos la mirada hacia el lejano horizonte secular donde aún se proyecta el resplandor de su arte y el vértigo de la emoción que juntos desplegaron en los ruedos.  Este es el año del centenario de la alternativa de Joselito, que tuvo lugar en Sevilla el 28 de septiembre de 1912. El 16 de octubre del que viene hará cien años del doctorado de Belmonte en la plaza de Madrid (que aún no era la de Las Ventas). Y el pasado 8 de abril se conmemoró el cincuentenario del trágico suicidio del trianero en su finca Gómez Cardeña, de Utrera.   

Más allá de los anales de la historia, estos dos baluartes del toreo aún perviven en la memoria de los aficionados a través de la tradición oral, que trasciende de generación en generación de amantes de la Tauromaquia, de padres a hijos, de abuelos a nietos. 


Y seguirán siendo patrimonio cultural de la humanidad gracias a obras como estas que acabamos de reseñar; una de las cuales, la dedicada a Juan Belmonte, acaba de ser publicada gracias al trabajo, al tesón y a la energía puesta al servicio de la cultura taurina por gentes como estos cántabros del Aula de Cultura La Venencia, que, por añadidura y como joya de la corona, cuentan entre sus más de dos docenas de publicaciones con la más completa antología de la poesía española del siglo XX, “El siglo de oro de la poesía taurina”, un volumen imprescindible para quienes, al margen de oportunismos políticos coyunturales, consideran indisociables la tauromaquia de las más nobles y elevadas manifestaciones de la cultura.



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